(Enero 2020)
Cada vez que inicia un año, es común que algunos
autores, maestros, o canalizadores le den un nombre que lo caracteriza. Sí,
algún denominativo o calificativo. El “dos mil y tal,” año de la “iluminación.”
El “dos mil y tal,” el año “de la ascensión.”
Y algo curioso. Diferentes autores le dan distintos
nombres al mismo año. Y me pregunto por qué algunos autores –de tantos que hay-
no coinciden con el nombre que le quieren dar al año.
Unos comentan que “leyendo las energías del año, este
2020 es ...” Otros comentan que el 2020 será el año de los(as) ...” En fin,
ustedes entienden mi idea.
De ahí que, desde hace tiempo, en lo particular me he
olvidado de hacerle caso a todos los nombres con los que se bautiza el año
entrante. Para mí, ni siquiera es el año nuevo. Simplemente es hoy; el día de
hoy, aquí, ahora, en este preciso instante. Con todo por crear, celebrar,
disfrutar y vivir. No hay mañana. Todos los días son hoy. La oportunidad de
construir una mejor realidad está en lo que hagamos hoy.
Recordemos esa vieja y popular frase que dice: “El
ayer es dinero gastado. El mañana es un cheque al portador. El día de hoy es el
único efectivo que tienes. Gástalo sabiamente.”
Y miren, piénselo bien. Dice una gran verdad.
Las expectativas no son malas, pero depender de ellas
sí los es. Estar esperanzado a que “mi suegro me consiga una buena chamba…” O,
mi cuate me dijo que “ahora que lo nombren director me va a dar el departamento
de…” Eso es depender de factores que no puedes controlar.
¿Te acuerdas cuántas veces no te has dicho o has oído
que “el siguiente año tiene que ser mejor”?
Y claro que puede ser mejor, pero si te enfocas en lo
que puedes controlar en el aquí y en el ahora.
No desperdicies tiempo. Inviértelo. Trabaja, sube y
baja, ve, habla, pide, estudia, pero siempre con la idea de producir algo:
dinero, conocimiento, diversión, descanso; lo que sea, pero enfocado a ser
productivo. De verdad que el tiempo se nos va en tonterías, berrinches,
trivialidades, esperanzas en terceras personas y promesas.
Sé disciplinado, constante, alegre y dedicado. Que
todo lo que hagas tenga un sentido y de ser posible, ayuda a los demás cada vez
que puedas. No es tan difícil como suena. Sobre todo, cuando pensamos que a
nosotros también nos gustaría que alguien más nos ayude.
Te deseo que este 2020 –independientemente del nombre
que tus autores favoritos le den- sea un año productivo. Sí, un año en el que
todos los días tengas salud, alegría y dinamismo. Y con ello produzcas la
felicidad y riqueza que te sirva a ti y a otros para crecer y seguir adelante
construyendo un mejor “presente.”
Con cariño y respeto.
Su amigo,
Roberto Mendoza C.
*Busca. Infórmate. Cuestiona. Comprende*
“La Verdad Es, Independientemente de lo que te Hayan Enseñado a Creer”