(Noviembre
2017)
En mi bello México existen un
sinnúmero de tradiciones que son reconocidas por su colorido, su historia, su
apego a la tradición y otras, por su misticismo.
Uno de ellas, al parecer
mundialmente conocida es la celebración del “Día de Muertos”. Hoy en día incluso,
es un instrumento de promoción que usan los gobiernos municipales, estatales y
federales, para promover el turismo regional e internacional. Y en verdad que
esta tradición es colorida, bonita y muy respetada por un considerable número
de familias mexicanas.
Sin embargo, no voy a
referirme a esta tradición por demás conocida. De hecho, voy a replantearla.
La programación mental de los
humanos, heredada de generación en generación, es tan fuerte que nos condiciona
a repetirla sin cuestionarla.
Celebrar la muerte.
No sé qué piensen ustedes,
pero celebrar a la muerte no es lo mismo que recordar a los seres queridos que
ya no están. Y frecuentemente, más que honrar y disfrutarlos en vida, muchas
personas olvidan la importancia de vivir y se pasan sus días esperando no
morir, sabiendo que algún día la fatalidad llegará a su puerta.
La industria de los seguros de
vida -que más bien tendrían que ser de muerte- es un gran negocio para el
sector. Los padres de familia se preocupan por lo que le pudiera pasar a su
familia cuando ellos falten.
La industria médica, aporta su
parte. Frecuentemente, revísate aquí o acá, porque de lo contario…..Toma estos
suplementos, así prolongas tus posibilidades de….Deja de comer esto y aquello,
porque de lo contario……
No sé si suceda en sus países,
pero hay farmacias en México que desde hace tiempo ofrecen tarjetas de puntos
por cada compra que haces. Así, entre más te enfermes, más puntos ganas. Y la
gente -más bien su mente- lo que interpreta es “acepta la tarjeta, estás aceptando
que con frecuencia que te vas a enfermar…”
Existen tratamientos para
rejuvenecer que obsesionan a las personas. ¡Qué decir de las cirugías estéticas
para permanecer por siempre joven! Ustedes saben a los que me refiero.
La obsesión para no envejecer.
El miedo a morir.
Una cantidad notoria de
humanos vive su vida preocupados porque algún día terminará. Y por eso desde
edad temprana, invierten en su muerte. Y qué decir de los que “mueren en vida”,
llevando una vida de rutina, cansancio y estrés.
Además de contar con su seguro
de vida(o mejor dicho, de muerte), también ya tienen planeado con anticipación
su entierro, su ataúd o su paquete funerario con un bonito cofre para las
cenizas.
Lo anterior me invita a pensar
en los poquitos seres humanos que tienen una perspectiva distinta.
En lugar de celebrar el día de
muertos, ¿por qué no comenzamos a celebrar el día de los vivos? Sí de los que
amanecimos y tenemos un día por delante.
Sí, en lugar de invertir en la
muerte segura, ¿por qué no cambiamos la perspectiva e invertimos en la vida
para realmente vivirla?
Sabemos que nadie con certeza
tiene asegurado un día más en el planeta. Pues precisamente por esa razón hay
que celebrarlo.
Celebrar la vida, cada día a
la vez. En lugar de celebrar la defunción…toda la vida.
¿Cuántos de nosotros
celebramos el milagro de la vida? Diario. Un día a la vez.
Hay gente que no termina de
apagar su alarma del despertador, cuando ya está refunfuñando por lo temprano
que debe levantarse. No ha terminado de estirarse, pero ya está maldiciendo el
trabajo tan simple que tiene. No ha puesto los pies en la alfombra para ponerse
las sandalias cuando ya se está reclamando por los pendientes del día o está
maldiciendo al Jefe, el trabajo, la esposa o los compañeros.
¿Así celebramos la vida?
Estimados amigos, cambiemos
nuestra perspectiva en favor de un día más de vida, lleno de oportunidades y de
retos; pero vivos. ¡Bien vivos para hacerle frente!
Sí ya sé. ¿Quién no se
desanima temprano tan sólo al escuchar las noticias en TV o al abrir un
periódico? Pero si estás vivo, siempre tendrás una oportunidad de hacer algo;
por ti primero, por los demás, después. Diario. Un día a la vez.
Celebra tu vida viviéndola. No
la sacrifiques por aquellos que ya no están o por los problemas que no puedes
controlar porque no están en tus manos. Si te centras en ellos, el miedo, la
preocupación y la falta de respuestas te van a desgastar.
Celebra la vida siendo
agradecido con lo que tienes, con lo que has tenido y por lo que vas a obtener.
Diario. Un día a la vez.
Celebra la vida recordando a
los que ya no está físicamente, pero probablemente están a tu lado en un estado
o nivel de vibración diferente al físico, durante el resto de tu existencia.
Diario.
Celebra tu vida considerando
la posibilidad de que en espíritu, durante el periodo de sueño, quizá exista la
oportunidad de mantenerte en contacto con ellos todas las noches. Y tanto tú
los puedas ayudar a ellos, como ellos a ti.
Celebra tu vida, aclarando
todos los malos entendidos mientras estás vivo, perdonando las ofensas en vida,
para que cuando la otra persona ya no esté, no te arrepientas de no haber
perdonado cuando todavía existía la posibilidad de arreglar las cosas. Por más
que le llores en la tumba, ese sentimiento de vacío interior no se irá en mucho
tiempo.
Así que si tienes que decir
algo, dilo ahora, dilo en vida. Si tienes que perdonar algo, perdónalo ahora,
perdónalo en vida. O arrepiéntete por un largo, largo periodo.
Celebra la vida en lugar de
celebrar un día, la muerte.
Celebra todos los días, porque
cada noche no sabes a dónde vas ni lo que haces mientras tu cuerpo se queda en
cama, en un estado lo más cercano a la muerte….y despiertas.
Estás vivo. Un día
más..
Celebra la vida. Un día a la
vez. Diario.
Con respeto,
Roberto Mendoza C.
*Busca. Infórmate. Cuestiona. Comprende*
“La Verdad Es, Independientemente de lo que te Hayan
Enseñado a Creer”