1 de noviembre de 2017



(Noviembre 2017)

¿Qué harías si un día, caminando rumbo a tu trabajo, la escuela o  una cita, te encontraras una botella tirada, la abrieras y apareciera Aladino? Aquel de la lámpara maravillosa… y te dijera que en agradecimiento por haberlo liberado de su encierro, está listo y a tus órdenes, para concederte tres deseos.

¿Le creerías? ¿Cuáles serían tus tres deseos?

Y aquí te invito a que reflexiones en algo. Lo que piensas, puede no ser lo mismo que hablas, lo que deseas, puede no ser lo que requieres. 

Por ahí se dice que “del dicho al hecho, hay un trecho” o que “del plato a la boca, se cae la sopa”.

Y mira. En muchas ocasiones, cuando tenemos que pasar una idea a papel… aquel proyecto que se nos ocurrió pero debemos presentar en blanco y negro a nuestro supervisor, o aquella tarea que me solicitó el profesor para que con mis propias palabras explique (en mil palabras) algún tema específico, es todo un problema llevarlo a cabo. Si se trata de explicar, de plasmar lo que está en nuestra mente hacia un trozo de papel, o trascribirlo a la computadora, para muchos no es una tarea fácil.

El humano visualiza algo, o lo da por entendido o por sentado y cuando frente a sus ojos observa un resultado diferente no entiende cómo fue que pasó si lo tenía más que claro en su mente. Y si lo piensas, es realmente gracioso.

Aquí te va un ejemplo: Si pidieras ser “la más buena de todas las mujeres”… sin dar mayor detalle. Sin mayor acotación. El genio de la lámpara tal vez entendería que quieres tener unos grandes pechos o una monumental cadera y….. lo que tú deseabas era ser una mujer comprensible, tolerante, que no emite juicios ‘a priori’ y que se ocupa de su propia vida.

Ahora que, si lo que pidieras fuera ser “el hombre más rico del mundo”… y de igual forma, no agregaras nada más al formular tu deseo, el genio tal vez entendería que lo que buscas es ser el mayor galán que se haya conocido en el Planeta Tierra… con el concepto que de galán tenga en mente el genio… ¿qué tal si de donde él viene los galanes son más bien llenitos, barbados y golpeadores?.

Suena gracioso, ¿no? Pero si lo piensas, eso puede suceder… y claro que sucede!  A TODOS nos ha pasado al menos una vez -cada año- desde que tenemos memoria (jejeje). Queremos que el “aviso del universo” nos llegue en un corcel blanco, con un mensajero…. O que el cielo se abra, salga un rayo luminoso hacia donde estamos parados y una voz nos indique qué debemos hacer…. O que un anuncio neón nos indique “Aquí está la solución… entra Aquí para conocer a la persona de tu vida…  Aquí está el número ganador de la lotería” y cosas por el estilo.

Y hay otra historia de la que se han escrito libros y realizado películas… aquel del hombre (o mujer) que le “vende su alma al diablo” para lograr su objetivo pues no encuentra otra forma de llevarlo a cabo. Lo que nos habla de lo flojo que es el humano… lo quiere todo “peladito y en la boca”, nada de tomarse la molestia de crear. Por supuesto, todo lo anteriormente expuesto es mi muy personal punto de vista, que hoy quise compartir contigo.

Si te quieres divertir, hay una propuesta de una historia que llevaron al cine.  Te invito a que busques la película “Al Diablo con el Diablo” (Bedazzled, 2000) con Brendan Frazer y Liz Hurley.  donde podrás observar los deseos que un humano común y corriente le hace a nada más que el señor diablo, a quien pretende venderle su alma con tal de lograr sus deseos (o lo que él piensa que desea). Esta historia es un claro ejemplo de cómo el humano NO sabe formular ni sus deseos, ni sus intenciones, ni mucho menos sus creaciones y los problemas en los que se puede meter por ello. Todo ésto, desde un punto de vista de comedia. Anímate a verla.

Precisamente porque no sabemos formular nuestros deseos, cuando le pides al universo que te mande una señal para que entiendas donde está aquello que buscas, pues estás esperando que llegue un viejito simpático, te toque el hombro y te dé indicaciones, o que llegue alguien parecido a Mary Poppins para que te ayude a entender que si a la medicina le agregas una cucharadita de azúcar, sabe mejor 8)

Deja de buscar al genio de la lámpara maravillosa, deja de pensar si será bueno o no venderle tu alma al diablo para lograr lo que quieres, deja de buscar que diosito arregle aquello a lo que te llevaron tus decisiones. Mejor empieza a ser responsable de tus actos, de tus decisiones, de tus palabras y de tus pensamientos. Todo ello redunda en lo que eres, en tu vida diaria y en el futuro que tienes frente a ti.

Vale la pena que seas tú quien lo crea y no que las situaciones que te rodean te arrastren con ellas, alejándote de tu vida, tus aspiraciones y tus magníficas creaciones. Nunca olvides que tú eres el Gran Creador de Tu Vida.

Te agradezco que hayas visitado este espacio y te mando un saludo Desde Aquí
Silvia Limón