1 de mayo de 2023

 

(Mayo 2023)

¿Cuántas veces no te preguntas por qué es tan difícil ganar? Una cuenta, un proyecto, la aceptación de un cliente, un torneo, una competencia, una temporada, un reconocimiento, una certificación oficial.

Todo el mundo quiere ganar.

Pero la gran pregunta es la siguiente. ¿Cuántas personas realmente están comprometidas para poder ganar?

Todavía recuerdo el momento cuando a mí me quedó claro la gran diferencia entre “querer algo” y estar “comprometido” para obtenerlo.

En una semana de entrenamiento rumbo a la temporada, al final de una práctica nuestro entrenador nos reunió en el centro del campo y nos hizo la siguiente pregunta.

“¿Cuántos de ustedes quieren ganar el campeonato este año?”

Todos –sin excepción- levantamos la mano.

Su siguiente pregunta fue: “¿Y cuántos de ustedes están comprometidos para conseguirlo?”

Nadie levantó la mano. Para empezar, no entendimos la pregunta o la diferencia entre los dos términos.

Y él comento. “Yo quiero correr y ganar el maratón de la ciudad. Sin embargo, no estoy comprometido porque no me preparo a consciencia todos los días, no corro 20 kilómetros, y sólo troto tres veces a la semana.”

Y ahí fue cuando me quedó claro.

Todos queremos ganar. Pero realmente muy pocos hacen todo lo que se requiere –incluyendo sacrificios- para conseguirlo.

Y tú, ¿quieres ganar o estás comprometido para ganar?

Y tu equipo de trabajo, ¿quiere ganar o está comprometido para ganar?

¿Estás poniendo el ejemplo con tu conducta y acciones para que ellos entiendan la diferencia entre uno y otro término? Porque si tú no eres el primero en hacerlo, olvídate de que ellos –por iniciativa propia- lo hagan.

Que nunca se te olvide lo siguiente.

La gente quiere triunfar. Pero para que eso suceda, existe un proceso, un método, una serie de pasos. Hay que prepararse y trabajar decididamente. Incluso, hay que hacer sacrificios en tiempo y dedicación. El problema es que la mayoría de personas no quieren ser parte de ese proceso, sólo quieren ser parte de los resultados.

Y eso amigos, es imposible.

Como líder, debe quedarte claro esto: “es en el proceso, en la preparación y las horas-calidad del trabajo, donde te das cuenta de qué empleado se compromete para aportar su labor como parte del resultado que se quiere conseguir.”

Si alguno de ellos no quiere ser parte del proceso, no tendría por qué ser parte del resultado.

Aquí es donde tú tomas la decisión para quedarte sólo con la gente que quiera ser parte del proceso porque está comprometida. Los demás, sólo te van a estorbar porque son carga extra.

Con cariño y respeto.

Su amigo,

Roberto Mendoza C.

 

*Busca. Infórmate. Cuestiona. Comprende*

“La Verdad Es, Independientemente de lo que te Hayan Enseñado a Creer”

 

Te invito a que me escribas a: lanuevaconciencia@gmail.com

 

(Mayo 2023)

Seguramente en alguna ocasión te han herido las acciones o las palabras de otra persona. 

Puede que alguien te haya criticado cuando eras niño, algún colega se haya adueñado de uno de tus proyectos o tal vez tuviste una experiencia desagradable con una persona a la que le tenías confianza.

Dichas heridas pueden causarte sentimientos de resentimiento, amargura, ira, e incluso de odio. Pero si insistes en guardar ese dolor, serás tú quien pague el precio. En cambio, el perdonar puede darte paz.

Perdonar te lleva por el camino del bienestar físico, emocional y espiritual; a tener un menor grado de ansiedad, estrés y hostilidad. Además de que te ayuda a evitar la depresión, disminuye tu presión arterial, fortalece tu sistema inmunitario y tu corazón.

Perdonar implica una decisión, tu intención de dejar atrás tanto el resentimiento como y la ira. Si perdonas, llegará una paz que te permita enfocarte en tí mismo y seguir adelante con tu vida.

La invitación es a que no permitas que los sentimientos negativos sustituyan a los positivos, porque eso te llevará a sentir amargura o hasta una sensación de injusticia.

Acepta las emociones que el daño que te hicieron te provocan, entonces puedes reconocer cómo esas emociones afectan tu comportamiento, y así te será muy fácil dejar atrás el resentimiento, pues ya tienes claro que no te hace ningún bien mantenerlo contigo.

Ahora que si el que requiere el perdón eres tú... El primer paso es que evalúes sinceramente y aceptes el posible daño que hayas causado y su efecto en otros. 

Habla directamente con la persona que hayas lastimado y pídele perdón. Así de simple. No le des vueltas. La honestidad vale oro.

Ahora bien, para muchos, perdonar es un proceso. Tal vez para ti también lo sea. Es importante que te comprometas a tratar a los demás con compasión, empatía y respeto. Seguramente que de esa forma no lastimarás ni tampoco tendrás que pedir perdón.

Te agradezco que hayas visitado este espacio y te mando un saludo Desde Aquí...

Silvia Limón

 

Te invito a que me escribas a: lanuevaconciencia@gmail.com