(Marzo 2021)
Puede sonar
contradictorio, pero el “sentirse cómodo” no es una de las situaciones
profesionales más recomendadas en la actualidad.
Por muchos
años, cuando los cambios no eran tan constantes y notorios, siempre escuchamos
a nuestros padres y abuelos decir que no había nada mejor que la certeza o la
certidumbre.
Aplicada al
lugar de trabajo, esa idea se traducía a sentirse cómodo y seguro en un lugar y
durar ahí toda tu vida. Sí, trabajar en un solo lugar donde tendrías la certeza
de jubilarte con relativa tranquilidad.
Certeza y
seguridad no sólo en el trabajo, la familia, los amigos. A fin de cuentas,
certeza. Algo que los humanos aman. ¿Por qué? Porque relativamente sienten que
al estar seguros, sin cambios repentinos, pueden saber lo que vendrá, lo que
les espera y así poder controlar su destino.
Bueno,
pues, ya no.
La certeza
hoy en día no se hace presente en esas formas. El cambio es la única constante
y se presenta como nunca antes. Vertiginoso, intempestivo, de inmediato,
transformador.
Y eso no
sólo no nos agrada, sino que hasta nos molesta por la sencilla razón de que no
lo podemos controlar. De ahí que a la mayoría no le guste pensar en el futuro,
y lo teman. ¿Por qué? Por la falta de certidumbre. No lo puedes controlar.
¿El
problema? Aferrarse a esa idea de que se puede controlar. ¿Cómo? Planificando.
Estableciendo metas, objetivos, proyectos, fechas tentativas. Expectativas.
Cuando esas
expectativas no se cumplen, nos frustramos.
No se trata
de dejar de planificar ni de dejar de tener deseos o aspiraciones. Todo eso
está muy bien.
La
invitación el día de hoy es no depender de ellas ni apegarnos a sus resultados.
Esto, de
manera más clara, significa seguir teniendo sueños y aspiraciones, pero no
forzar las cosas ni los eventos para que salgan como nos los imaginamos.
Eso es
generar expectativas sobre los posibles resultados. Y seamos honestos. La
mayoría de veces, las cosas no llegan como lo pensamos, lo deseamos o lo
imaginamos. Si es que llegan. Y nos frustramos.
Así que,
¿por qué no mejor tenemos grandes sueños y aspiraciones?, pero dándole
oportunidad a la vida de entregarnos los mejor. Sí, aunque no se parezca mucho
a nuestras expectativas.
Ahí está el
truco.
La vida frecuentemente
nos entrega muchas cosas positivas, pero no las valoramos ni las agradecemos
porque no se parecen a nuestras expectativas y deseos.
Considero
entonces que es buen momento para replantearse esa antigua frase que dice “La
vida quizá no te da lo que quieras, pero siempre te dará lo que necesitas.”
Sí, soñemos
en grande, pero no nos aferremos a un resultado en particular. Permitamos que
la vida nos entregue lo mejor, aunque no se parezca mucho a nuestras
expectativas.
Con cariño
y respeto
Su amigo,
Roberto Mendoza C.
*Busca.
Infórmate. Cuestiona. Comprende*
“La
Verdad Es, Independientemente de lo que te Hayan Enseñado a Creer”