2 de marzo de 2021

 

(Marzo 2021)

Puede sonar contradictorio, pero el “sentirse cómodo” no es una de las situaciones profesionales más recomendadas en la actualidad.

Por muchos años, cuando los cambios no eran tan constantes y notorios, siempre escuchamos a nuestros padres y abuelos decir que no había nada mejor que la certeza o la certidumbre.

Aplicada al lugar de trabajo, esa idea se traducía a sentirse cómodo y seguro en un lugar y durar ahí toda tu vida. Sí, trabajar en un solo lugar donde tendrías la certeza de jubilarte con relativa tranquilidad.

Certeza y seguridad no sólo en el trabajo, la familia, los amigos. A fin de cuentas, certeza. Algo que los humanos aman. ¿Por qué? Porque relativamente sienten que al estar seguros, sin cambios repentinos, pueden saber lo que vendrá, lo que les espera y así poder controlar su destino.

Bueno, pues, ya no.

La certeza hoy en día no se hace presente en esas formas. El cambio es la única constante y se presenta como nunca antes. Vertiginoso, intempestivo, de inmediato, transformador.

Y eso no sólo no nos agrada, sino que hasta nos molesta por la sencilla razón de que no lo podemos controlar. De ahí que a la mayoría no le guste pensar en el futuro, y lo teman. ¿Por qué? Por la falta de certidumbre. No lo puedes controlar.

¿El problema? Aferrarse a esa idea de que se puede controlar. ¿Cómo? Planificando. Estableciendo metas, objetivos, proyectos, fechas tentativas. Expectativas.

Cuando esas expectativas no se cumplen, nos frustramos.

No se trata de dejar de planificar ni de dejar de tener deseos o aspiraciones. Todo eso está muy bien.

La invitación el día de hoy es no depender de ellas ni apegarnos a sus resultados.

Esto, de manera más clara, significa seguir teniendo sueños y aspiraciones, pero no forzar las cosas ni los eventos para que salgan como nos los imaginamos.

Eso es generar expectativas sobre los posibles resultados. Y seamos honestos. La mayoría de veces, las cosas no llegan como lo pensamos, lo deseamos o lo imaginamos. Si es que llegan. Y nos frustramos.

Así que, ¿por qué no mejor tenemos grandes sueños y aspiraciones?, pero dándole oportunidad a la vida de entregarnos los mejor. Sí, aunque no se parezca mucho a nuestras expectativas.

Ahí está el truco.

La vida frecuentemente nos entrega muchas cosas positivas, pero no las valoramos ni las agradecemos porque no se parecen a nuestras expectativas y deseos.

Considero entonces que es buen momento para replantearse esa antigua frase que dice “La vida quizá no te da lo que quieras, pero siempre te dará lo que necesitas.”

Sí, soñemos en grande, pero no nos aferremos a un resultado en particular. Permitamos que la vida nos entregue lo mejor, aunque no se parezca mucho a nuestras expectativas.

Con cariño y respeto

Su amigo,

Roberto Mendoza C.

 

 *Busca. Infórmate. Cuestiona. Comprende*

“La Verdad Es, Independientemente de lo que te Hayan Enseñado a Creer”