7 de diciembre de 2018



(Diciembre 2018)

Cada vez que llega el mes de diciembre y conforme se acerca el final del mismo, muchas personas tienen la tendencia a ser más amables, comprensivas y hasta cariñosas.  Buscan a familiares, a esos que casi nunca ven, a los amigos, a los vecinos, para desearles lo mejor.  

Las fiestas de fin de año son para muchos un momento lleno de alegría, de festividad, de oportunidad, de regocijo, momento de poder entregar la mejor de las vibras a todos.

Y todo eso está muy bien, pero yo me pregunto ¿por qué será que tiene que llegar el mes de diciembre para comportarse así?… ¿por qué no pueden mantener ese mismo sentimiento de dicha a lo largo del año?. Sólo un mes, de doce que tiene un año como que es muy poco tiempo para compartir, para enviar buenos deseos, para conectar, para ayudar…  

El humano de la Nueva Tierra es aquel al que no importando si es primavera, otoño, Día de la Madre, Fin de Año o cualquier festividad que esté marcada por el colectivo como “de importancia”, se siente feliz, agradecido y bendecido.

Porque tiene la enorme oportunidad de vivir la vida, su vida, en este justo momento. No antes ni después, sino ahora. Con tantos retos, adelantos y ajustes que la humanidad está viviendo.

Como no sentirse alegre y bendecido cuando el día amanece, cuando hace frío o calor, cuando llueve, cuando hay tráfico para llegar a la escuela o al trabajo. Cuando nos da un catarro de esos de antología. Cuando mamá nos recuerda por quincuagésima ocasión que no olvidemos…. algo, lo que sea. Ese es el trabajo de las mámás – je.

Todo eso hace que nos sintamos vivos, que podamos ir corrigiendo aquello en que procedimos de una manera no muy agradable, hacer algo para que aquello con lo que no estamos de acuerdo pueda cambiar, de darnos oportunidad para hacer cosas nuevas o hacerlas de manera diferente (para obtener otro resultado que “el de siempre”).

Y otro tema son los propósitos de año nuevo – jaja – ese es otro tema que vale la pena tocar. Hay que olvidarnos de hacer una lista de 37 cosas que NO cumpliremos, porque no podemos, no queremos, no es el momento adecuado o no es algo que nos “lata”…. Usualmente esas listas están llenas de propósitos de otros que se reflejan en nosotros.

Mejor cada día tengamos algo en mente que deseamos lograr… o, si se trata de algo que llevará un poco más de tiempo, no le pongamos fecha de término, sino todo el entusiasmo para llevarlo a cabo  y listo!. Que el tiempo no sea algo que nos presione a tal grado que si no logramos lo que dijimos que terminaríamos en un mes, nos inunde la frustración.

Hay que empezar cada día, cada semana, cada mes, cada año, cada estación, cada ciclo de vida, con un primer paso. Con una respiración profunda y consciente. Mirando hacia adelante. Con ilusión y entusiasmo.

Claro que eso es lo que creo yo, pero ¿y tú qué opinas?.

Te agradezco que hayas visitado este espacio y te mando un saludo Desde Aquí...
Silvia Limón