2 de enero de 2019



(Enero 2019)

¡Bienvenido 2019!

Estimados amigos, la mejor de las vibras para que esta siguiente etapa de sus vidas –o mejor dicho- que la continuación de nuestras vidas esté llena de creaciones, experiencias, servicio y alegría. Todo esto con salud radiante para disfrutar esta hermosa encarnación.

No es la primera vez que en una columna de enero hago referencia a los propósitos del 31 de diciembre, cuando a las 12 de la noche y con 12 uvas en la boca –y lágrimas de emoción- decimos y prometemos que ahora sí, “por diosito santo”, vamos a bajar de peso, vamos a perdonar al prójimo, vamos a ser más tolerantes, vamos a ser menos rencorosos, vamos a ahorrar, y demás promesas que casi nunca nadie cumple.

Considero que lo más sensato y oportuno es pedir o generar la claridad para que sepamos qué es lo que debemos hacer o cambiar. Sí, nuestra creencia de que estamos haciendo algo bien, pero sin tener los resultados que deseamos –con el tiempo-nos vuelve tercos.

Claridad de ideas para saber qué cambiar.

Una vez que tengamos esa idea clara que nos ayude a reconocer que después de hacer lo mismo toda una vida o por un largo tiempo, la opción de cambiar se vuelve una necesidad. Ahora bien, de los muchos elementos o conductas que podemos mejorar, elijamos una. No doce a la vez porque no concluimos ninguna. Una, nada más. Y concentrémonos en ello. Enfoquémonos en cambiar, mejorar o avanzar en ese aspecto. Seamos pacientes y constantes para poder evaluar nuestro avance y alcances.

Ya cuando veamos ciertos resultados y sigamos siendo constantes, quizá podremos elegir otro elemento a mejorar. Nuestra transformación en ese primer aspecto nos mostrará que existen otras oportunidades y nuevos horizontes. Para alcanzarlos, necesitaremos modificar o mejorar otros tantos aspectos. Y de nueva cuenta, podemos enfocarnos en uno.

La magia de ir dando “un paso a la vez” es que avanzamos. Quizá no mucho en un principio, pero nos movemos. Y después de un tiempo razonable y siendo constantes, la distancia ganada es suficiente como para agradecer el camino recorrido y las transformaciones que lo han permitido. Además, en este trayecto estaremos aprendiendo y conociendo nuevas cosas que modificarán nuestra perspectiva y nos harán desear nuevas cosas.

Esa es la maravilla del cambio y de ir disfrutando del proceso con paciencia y constancia. Un paso a la vez, un propósito a la vez, y de manera interesante otros aspectos también irán cambiando y pidiendo que los cambiemos. El trayecto avanzado y los beneficios que proporciona este proceso de transformación nos hará más flexibles y receptivos a la idea de que el cambio es una constante, es necesario, es positivo y nos beneficia porque nos colocará en un lugar al que nunca podríamos haber llegado si no hubiéramos iniciado originalmente con ese proceso de transformación.

Sí estimados amigos, que todos sus propósitos de año nuevo se realicen. Claro está, un paso a la vez, un propósito a la vez. Y cuando menos lo esperen, ya habrán cumplido más de lo que se imaginan.

Con cariño y respeto.
Su amigo,
Roberto Mendoza C.


*Busca. Infórmate. Cuestiona. Comprende*
“La Verdad Es, Independientemente de lo que te Hayan Enseñado a Creer”