(Abril 2019)
Entramos
en el segundo trimestre del año.
¿Acaso
no se ha pasado rápido?
Volteamos,
y nos preguntamos. ¿Ya pasaron tres meses? Y, ¿cuánto hemos logrado de aquellos
propósitos de año nuevo? Es más. Ni siquiera nos acordamos de ellos.
Es
probable que, al día de hoy, muchos de esos buenos deseos de inicio de año ya
no sean parte de lo que queremos conseguir. Las circunstancias cambian, y, por
ende, las necesidades o deseos también.
No
hay nada de malo en replantearnos lo que queremos. Probablemente en año nuevo,
y con la algarabía de las copas y el alcohol, la emoción y el sentimiento nos
llevaron a plantearnos lo mismo de años anteriores o cosas que por la razón que
sea, no son fáciles de cambiar u obtener.
Ajusta
tus metas, cambia los propósitos. Pero enfócate en cambiar aquello que necesita
transformación en tu vida.
Céntrate
en las prioridades. Sólo tú sabes qué es lo que más daño te provoca, qué es
aquello que siempre ha representado un obstáculo, sólo tú sabes qué aspectos
mentales y emocionales te provocan reacciones que te perjudican.
Esos,
no los evadas. Replantéalos en tiempo, en forma, pero no los evadas.
Aprende
a confrontar los asuntos que son prioridad. Aquellos que ya no puedes dejar
pasar más tiempo pensando en que un día se resolverán solos, o en que “ya habrá
un mejor momento para resolverlos”.
Como
tal, ya te has dado cuenta de que no hay un mejor momento. Si lo hubiera
habido, ya lo habrías usado para resolver aquello que debes enfrentar.
El
mejor momento es ahora. Sí. Ahorita. No mañana ni al rato. Ahora. No hay un
momento idóneo.
Ten
la voluntad de confrontar lo que debas enfrentar y hazlo. No lo pienses mucho
porque volverá a pasar el tiempo y seguirás retrasando el asunto.
Ten
la intención de cambiar una sola cosa a la vez. Pero que ya sea de las
importantes. No las triviales.
Que
no llegue el mes de junio y digas: “pero ¡cómo se ha pasado el tiempo! Ya
estamos a la mitad del año”. Y en realidad no has hecho mucho.
Sí,
vas a la oficina, sales a vender, vas a cobrar. Te reúnes con tus amigos los
fines de semana. Pero, ¿no es la rutina de siempre? ¿No es lo mismo una y otra
vez?
Sal
del círculo. ¡Rómpelo!
Elige
una sola cosa. Pero insisto, de las que son importantes. Algo vital que debas
confrontar y modificar. Una a la vez.
Y
entonces sí, verás cómo modificando una de ellas, otras cosas cambian a su vez
y se abren –o por lo menos aparecen- nuevas puertas que anteriormente no habías
considerado.
Y
quizá, la siguiente vez que voltees, digas: “¡A caray! Ya pasaron ‘tantos’ meses
desde que …..” Y sí, la vida sigue. Con ajustes, desvíos, atajos, nuevos
caminos. Con subidas y bajadas, pero la vida sigue.
Y
ojalá que el 31 de diciembre del 2019, tan sólo uno de tantos asuntos, ya no
ocupe un lugar en las uvas porque lo pudiste enfrentar y resolver a lo largo
del año. Y si son dos, ¡qué mejor!
Pero
iniciemos con uno. Uno a la vez.
Confronta,
enfrenta y no retrases lo inevitable porque sólo lo complicas más.
Inicia.
Uno a la vez. Pero ¡ya!
Con cariño y respeto.
Su amigo,
Roberto Mendoza C.
*Busca. Infórmate. Cuestiona. Comprende*
“La Verdad Es, Independientemente de lo que te Hayan Enseñado a Creer”