2 de junio de 2019



(Junio 2019)

Llega el verano en esta parte del hemisferio. Entra el invierno para nuestros amigos del hemisferio sur.
Cambios de estación en naturaleza. Cambio de frecuencia para el humano.
Todo momento de transición para la Tierra representa una buena oportunidad de cambio para nosotros. Es el ciclo natural de la existencia. El cambio.
Cuando es forzado, el cambio resulta doloroso. Cuando se anticipa o se prevé, y se acepta, el cambio es un proceso que se entiende y hasta se disfruta.
Para nosotros en el hemisferio norte, el verano significa un tiempo de alegría, de optimismo, de diversión, y por la salida dela escuela de los niños, de vacaciones. Por lo menos, de dejar a un lado lo que representa un niño en la escuela y que se quede en casa durante casi dos meses.
Todo lo que renació en primavera tiene su esplendor en verano. Si la Tierra resplandece, nosotros también.
¿Qué te falta para resplandecer?
Muchas veces la falta de “esto” o de lo “otro,” son pretextos que ponemos para no lucir nuestro mejor rostro. Es común escucharnos decir: “bueno, es que si tuviera esto, entonces yo….” O, “no puedo estar alegre porque no tengo….me falta…no he podido…”
Y la mayoría de veces estamos refiriéndonos a cuestiones materiales. En concreto, dinero. O más dinero. O posesiones materiales.
Sí, a todos nos gusta el dinero y las pertenencias. Pero para ti y para mí, en esta etapa de la vida ya es momento de valorar más lo que tenemos, que lo que no tenemos. De agradecer lo que hemos tenido y vivido, aunque en el presente no lo tengamos, o no lo tengamos en las cantidades que alguna vez lo tuvimos.
Eso no significa que no tengamos ambiciones. Eso no significa que ya no nos guste. O que nos resignemos a “no tener tanto como antes.” No. Lo que quiero decir es que, en el valor total de lo que representan las cosas, lo material no debe tener el lugar preponderante que alguna vez tuvo por encima de lo personal, la estabilidad emocional, la paz interior, la salud.
Aunque la mayoría de las personas lo dice en voz alta, eso de que la salud es primero, no siempre se ve en la práctica.  ¿A cuantos individuos no conocemos que en teoría están de acuerdo con eso de que la salud es primero? Pero los vemos estresados, enojados, presionados, molestos, tomado suplementos y pastillas, porque el ritmo de trabajo, la ambición, la ansiedad, y la presión por tener más, o mejor, que el de enfrente, los orilla a obsesionarse por encontrar formas de obtener más y mejores posesiones materiales; es decir, dinero.  
Cada quien vive su circunstancia y es muy respetable. Pero cuando por favorecer esa conducta sacrificas salud, tu piel, tu estabilidad emocional, tu paz interior, a tu familia y tu tranquilidad, entonces, o el cuerpo “respinga” y te pone un alto por medio de una enfermedad; o la vida te pone un alto por medio de un accidente o incidente personal.
No esperes a que eso suceda.
Cambia.
Es verano.
Aprovecha el tránsito de una estación a otra para cambiar.
Ve las cosas en perspectiva, de manera neutral, sin la presión del qué dirán. Y di en verdad cuánto más estrés, preocupaciones, desgaste, puedes permitir en tu vida. Así, con ese ritmo de vida, ¿en verdad puedes resplandecer?
Cuando estás estresado, nervioso o enfermo, la gente te dice: “mira qué cara tienes.”
Cuando tienes paz, estás equilibrado, cambias tus prioridades y tienes saludo, la gente te dice: “mira qué chapeado estás; mira cómo luces, qué bien te ves, estás radiante.”
Y eso mis amigos, no lo produce el dinero ni las posesiones materiales. Lo produce el cambio de actitud y de ritmo de vida. El perdón, la comprensión, el respeto, la tolerancia y el cariño.
Es verano.
Cambia.
Irradia y resplandece.
Con cariño y respeto.
Su amigo,
Roberto Mendoza C.


*Busca. Infórmate. Cuestiona. Comprende*
“La Verdad Es, Independientemente de lo que te Hayan Enseñado a Creer”