(Noviembre
2019)
Me parece que
celebrar y honrar a todos aquellos seres queridos que ya no se encuentran con
nosotros en este plano físico está muy bien, pero… ¿y si mejor los honráramos y
respetáramos -padres, abuelos, hermanos, pareja, familiares y amigos- cuando se
encuentran a nuestro alcance?
Seguramente
que eso es mejor que esperar a que crucen el velo para empezar a pensar lo
maravilloso que hubiera sido si hubiéramos pasado más tiempo juntos, si
hubiéramos charlado de cosas más profundas y/o interesantes, si nos hubiéramos
quejado menos de ellos, su hubiéramos tratado de llevar a cabo aquello que nos
comentaron y que sólo por tratarse de ellos ni siquiera le dimos oportunidad a
la equivocación (que por cierto, es tan aleccionadora).
Una vez
que ya no están cerca, a muchas personas les inunda el remordimiento, la
tristeza, el arrepentimiento y muchos otros sentimientos similares.
Ya va
siendo hora de que nos comportemos como el Nuevo Humano de la Nueva Tierra que
somos, ¿no te parece?
Que
disfrutemos todos y cada uno de los momentos que tenemos para compartir con
todos los personajes que nos rodean y que por alguna razón están justamente ahí….
A nuestro lado.
¿Nunca has
pensado que cada uno de ellos está (o estuvo) ahí, en tu vida, para enseñarte
sobre tolerancia, frustración, amor en su aspecto más sublime, paciencia, amistad,
capacidad de asombro y demás?
Y por supuesto no faltó el que estuviera ahí, en todo momento, para
retarte, para mostrarte que podía siempre ser mejor que tú, pero más allá de
eso, lo hacía para que nunca te dejaras vencer. Que nada te hiciera caer, que
ejercieras tu fortaleza.
Nada
sucede por accidente. Las casualidades no existen, sino las causalidades. Y
nadie está a tu lado por azar. Todo y todos están ahí por algo. Hay una razón.
Mantente alerta para que lo veas, lo entiendas, lo disfrutes y sean
experiencias enriquecedoras, que ayuden a tu crecimiento en todo sentido.
No digo
que no recuerdes a aquellos que ya no están (en el plano físico, quiero decir).
¡No! Es maravilloso recordar a todos
aquellos que nos formaron, con quienes convivimos, tuvimos la oportunidad de trabajar,
de quienes aprendimos, con quienes disfrutamos.
Pero será
siempre mejor cuando al recordarlos se te dibuje una sonrisa en el rostro,
porque disfrutaste de un tiempo a su lado y de su cercanía, a que cada vez que
los recuerdes llegue un sentimiento de tristeza o culpa.
Así que te invito a que si al recordar a alguien que ya no se encuentra en el plano físico una
lágrima corre por tu mejilla, sea de alegría por aquello que compartieron, lo que aprendieron y vivieron, en vez de ser de frustración por lo que no se dió.
Te
agradezco que hayas visitado este espacio y te mando un saludo Desde Aquí...
Silvia Limón