3 de noviembre de 2019

(Noviembre 2019)

Me parece que celebrar y honrar a todos aquellos seres queridos que ya no se encuentran con nosotros en este plano físico está muy bien, pero… ¿y si mejor los honráramos y respetáramos -padres, abuelos, hermanos, pareja, familiares y amigos- cuando se encuentran a nuestro alcance?

Seguramente que eso es mejor que esperar a que crucen el velo para empezar a pensar lo maravilloso que hubiera sido si hubiéramos pasado más tiempo juntos, si hubiéramos charlado de cosas más profundas y/o interesantes, si nos hubiéramos quejado menos de ellos, su hubiéramos tratado de llevar a cabo aquello que nos comentaron y que sólo por tratarse de ellos ni siquiera le dimos oportunidad a la equivocación (que por cierto, es tan aleccionadora).

Una vez que ya no están cerca, a muchas personas les inunda el remordimiento, la tristeza, el arrepentimiento y muchos otros sentimientos similares.

Ya va siendo hora de que nos comportemos como el Nuevo Humano de la Nueva Tierra que somos, ¿no te parece?

Que disfrutemos todos y cada uno de los momentos que tenemos para compartir con todos los personajes que nos rodean y que por alguna razón están justamente ahí…. A nuestro lado.

¿Nunca has pensado que cada uno de ellos está (o estuvo) ahí, en tu vida, para enseñarte sobre tolerancia, frustración, amor en su aspecto más sublime, paciencia, amistad, capacidad de asombro y demás? 

Y por supuesto no faltó el que estuviera ahí, en todo momento, para retarte, para mostrarte que podía siempre ser mejor que tú, pero más allá de eso, lo hacía para que nunca te dejaras vencer. Que nada te hiciera caer, que ejercieras tu fortaleza.

Nada sucede por accidente. Las casualidades no existen, sino las causalidades. Y nadie está a tu lado por azar. Todo y todos están ahí por algo. Hay una razón. Mantente alerta para que lo veas, lo entiendas, lo disfrutes y sean experiencias enriquecedoras, que ayuden a tu crecimiento en todo sentido.

No digo que no recuerdes a aquellos que ya no están (en el plano físico, quiero decir). ¡No!  Es maravilloso recordar a todos aquellos que nos formaron, con quienes convivimos, tuvimos la oportunidad de trabajar, de quienes aprendimos, con quienes disfrutamos.

Pero será siempre mejor cuando al recordarlos se te dibuje una sonrisa en el rostro, porque disfrutaste de un tiempo a su lado y de su cercanía, a que cada vez que los recuerdes llegue un sentimiento de tristeza o culpa.

Así que te invito a que si al recordar a alguien que ya no se encuentra en el plano físico una lágrima corre por tu mejilla, sea de alegría por aquello que compartieron, lo que aprendieron y vivieron, en vez de ser de frustración por lo que no se dió.   

Te agradezco que hayas visitado este espacio y te mando un saludo Desde Aquí...
Silvia Limón