6 de septiembre de 2020

(Septiembre 2020)

Ponle un alto, un “hasta aquí,” a las cosas que te abruman.

Toma la decisión de hacerte responsable de las cosas que te suceden, sin culpar a nadie ni a nada.

No culpes a tus padres por haber heredado sus defectos, limitaciones o personalidad. No culpes a la mala fortuna que te ha perseguido desde hace tiempo. Deja de juzgar el entorno en el que vives. No repartas responsabilidades: “es que después de que me corrieron…” “Es que después de mi divorcio…” Todo iba bien hasta que mi jefe…”

Qué mejor momento para darte cuenta de que si continúas culpando a todos, sin asumir tu responsabilidad por la situación actual que vives, entonces, seguirás habitando en ese mismo círculo vicioso en el “que todos tienen la culpa menos yo. ¡Hay, pobre de mí!”

Que no se te olvide algo muy importante.

Entre más rechaces tu responsabilidad por lo que te sucede en este momento, más te debilitas y crees ser impotente ante las circunstancias que te abruman.

Toma la decisión y asume tu responsabilidad. Cualquiera que esta sea. En ese momento te darás cuenta lo bien que se siente aceptar las consecuencias de tus actos y tomar las riendas para enfrentarlas. Y ahí, en ese preciso instante, dejas de ser la víctima. Dejas de ser el prisionero de las circunstancias.

Haz rechazado ser el esclavo del pasado y lo que te ata a él.

No te imaginas lo que empieza a suceder cuando te has desprendido de los grilletes que te ataban al pasado y a tu culpabilidad. A partir de hoy, asumiendo tu responsabilidad, comienzas a dirigir el nuevo rumbo de tu vida.

Y por favor, sin arrepentimientos.

Lo que pasó, pasó. Tuvo su razón de ser. Tuvo su momento. Tomaste tus decisiones, y ahora, las aceptas. Puedes vivir con ellas. Asumes las consecuencias como tuyas, y, por ende, tomas el control del rumbo, de la solución y de las acciones.

Y admites que el futuro es desconocido. El factor incertidumbre te preocupa.

Pero tranquilo. No te preocupes. Independientemente de lo que el futuro te depare, tú eres el capitán de la nave. Tú has decidido asumir el control de tu vida. ¿Qué te puede pasar? Ya no eres víctima de las circunstancias ni le echas la culpa a nada ni a nadie.

Te has quitado muchas cargas, y sin ese peso encima –más ligero- le das la bienvenida a lo que sea. Total, ahora eres tú y tu fuerza interna vital la que deciden.

Y eso mis amigos, es poderoso.

Con cariño y respeto.

Su amigo,

Roberto Mendoza C.

  *Busca. Infórmate. Cuestiona. Comprende*

“La Verdad Es, Independientemente de lo que te Hayan Enseñado a Creer”