6 de septiembre de 2020

(Septiembre 2020)

Te saludo con el cariño de siempre y te envío un abrazo cargado de la mejor de las vibras para que todos los aspectos que conforman tu diario vivir ya estén regresando de la manera más agradable posible a como eran antes de la pausa forzosa que a nivel global nos tocó vivir de una u otra manera. 

Si me permites, quisiera recordarte que todo lo que hagas, a lo que te dediques y los pasatiempos que tengas por costumbre llevar a cabo, los retomes sin ningún miedo “a lo que pasará” ahora que se empieza a normalizar la vida cotidiana.

Inicia tu día con la seguridad y confianza que te da el ser tú, la alegría de vivir en este preciso momento para vivir excitantes aventuras y con la serenidad para sortear todo aquello que quieran presentarte como un desafío y que para ti será una gran experiencia.

El regalo más maravilloso que recibirás en esta vida es justo ese, la vida. Y esa es para disfrutarla, para vivirla a plenitud. No para temer, para esconderte o para limitarte. Ser feliz es tu propósito de vida. No lo olvides.

Dicho todo lo anterior, te tengo una pregunta: ¿Eres de los que se desesperan, se enojan o “estallan” de manera habitual? Que desgastante debe ser eso. Y qué desperdicio de energía, porque mira:

Tienes la oportunidad de vivir un cúmulo de experiencias diariamente. Entre ellas, el reírte a carcajadas. El poder observar un amanecer y un atardecer de manera diaria. De agradecer todo lo que tienes, y aquello que no (y que te impulsa a seguir adelante). Disfrutar y agradecer a quienes tienes a tu lado, a quienes tuviste y que ya no están en tu camino o cambiaron de plano. Admirarte de cosas que ocurren cada día y que ya das por sentado, como respirar, ver, oler, sentir…

Además, puedes obtener un pedacito más de sabiduría con aquello que vivas de manera diaria y aún así ¿desperdicias tu energía en enojarte?

Que las cosas no salen como las planeaste. Oportunidad de mejorar el plan. Hacerlo de nuevo y que salga al 110%.

Que la familia quiere que hagas cosas que a ti no te gustan o te parecen aburridas. Intenta hacerlo. Una vez. De buena voluntad. Igual y te sorprendes al constatar que hacerlo con ellos resulta en algo que podrás atesorar como un bonito recuerdo.

Que el jefe te exige demasiado. Marca tus límites y deja bien claro qué puedes cumplir y cómo lo harás. No hay nada mejor que la comunicación.  

Que no te da tiempo de hacer todo lo que tenías pensado. Elabora una lista de cosas por hacer y enfócate en las prioritarias. Todo se puede hacer, pero no al mismo tiempo.

Y la lista es interminable, te invito a que pienses en todo aquello que al darle otro enfoque podría evitar que te enojes, te desesperes o -peor aún- ¡que estalles!

Además, “el que se enoja, pierde”. Al enojarte le pegas a tu corazón, lastimas tu salud, te arrugas, echas a perder el momento.

Tú eres quien decide. Es tuya la decisión. Por qué mejor no respirar hondo, profundo, y contarte un chiste que no te sabías.... o una historia que te haga reír  8)

Te agradezco que hayas visitado este espacio y te mando un saludo Desde Aquí...

Silvia Limón