1 de agosto de 2021

 

(Agosto 2021)

Me parece que definitivamente el cambio es algo con lo que al humano no le gusta lidiar.  

Desde un corte de cabello diferente al habitual, hasta cambiar su residencia en busca de mejores oportunidades, o tranquilidad o simplemente “para cambiar de aire”.

Lo ya conocido, lo habitual, lo que está dentro de la zona de confort es siempre la primera opción. Porque hacer un cambio siempre significa tomar decisiones, ser responsable de ellas y esperar por el resultado.

Y como que eso de tener que tomar responsabilidad sobre algo que se decide no es lo que más gusta. Se evita a toda costa. Y así sido desde que el hombre es hombre. Y ¿qué crees? Que seguramente lo seguirá siendo.

Pero en tu mano está el tomar la decisión de experimentar, de conocer, de investigar, de ir más allá de lo habitual y decidir llevar a cabo un cambio.

Porque te apetece, porque lo requieres, porque nunca lo has hecho antes, porque has notado que otros que lo han intentado han salido avante.

Solo te sugiero una cosa. Que el cambio nunca se de porque es el último recurso que te queda. Porque ya no hay de otra. Porque o cambias o dejas este plano.

Tal vez por eso es que hay tanta renuencia al cambio. Porque cuando se puede tomar la decisión con tiempo y se puede razonar, sopesar y decidir se deja pasar de largo y se deja para después.

Pero ese después llega y si no se accionó en el tiempo adecuado, entonces no que de otra más que cambiar, como último recurso, y por supuesto que el resultado puede no ser el más deseado.

Te invito a que -si nunca lo has hecho antes- empieces a hacer cambios en tu vida. De todo tipo.

Desde lo primero que haces al levantarte (¿lo tienes claro? O ¿haces cosas de manera autómata?), lo que acostumbras tomar en el desayuno y la cena (si, para empezar, los acostumbras), si sueles o no mirar el cielo al menos una vez al día, reducir el tiempo que pasas frente a tu celular, la T.V., o tu dispositivo consentido.

Y aquí te dejo algo para la reflexión: ¿Cuántas veces al día te agradeces? Sí. Leíste bien. Agradecerte a ti mismo(a). Porque lograste aquello que te habías propuesto. Porque te compraste aquello que tanto te gusta de postre. Porque lograste extender tu caminata diaria. Porque lograste realizar aquella chamba que se veía complicada. Porque pasaste los exámenes. Porque tu hijo(a) logró concluir sus estudios, siempre con tu supervisión de por medio. Por ene mil razones más que estoy segura tendrás en mente ahora que estás leyendo.

Si no lo tienes por costumbre, o lo haces poco, pues llegó el momento de cambiarlo. Agradécete de manera más frecuente y verás como sentirás el cambio en tu organismo. Sentirás más vitalidad.

Claro que si extiendes el agradecimiento a aquellos que te rodean, pues la vida se vuelve más fluida. Cambia ese pequeño detalle y ya verás.

Cambiar por supuesto que conlleva siempre un riesgo. Lo desconocido preocupa. Así que mejor ocúpate en ver todo el abanico de posibilidades que se abren con un cambio y deja de pensar: “Pero, ¿y qué tal si….?”. 

Nunca sabrás el resultado si no das ese primer paso hacia el cambio.     

Te agradezco que hayas visitado este espacio y te mando un saludo Desde Aquí...

Silvia Limón

Te invito a que me escribas a: lanuevaconciencia@gmail.com