En su artículo “Heaven or Hell” (Cielo o Infierno), Jenifer Hoffman nos plantea una situación interesante. ¿La elección de ir al cielo o al infierno es la consecuencia de toda una vida en la que nos ganamos el castigo o el gozo? O, ¿simplemente es la consecuencia natural de las decisiones que tomamos a diario y, por lo tanto, de los resultados que disfrutamos o sufrimos a cada instante de nuestra vidas?.
Como Seres Humanos divinos, sin tiempo, sabemos que nuestro propósito en la tercera dimensión es crear una conexión, ascender de la tercera dimensión a los planos elevados del Ser. Ya hemos hecho esto miles de veces en otros planetas, ya que así es ciclo Universal de la creación y ascensión. Así que desde nuestra perspectiva espiritual, sabemos que somos un equipo en ascenso y terminaremos satisfactoriamente nuestra tarea sin importar el tiempo que requiera concluirla. Pero nuestra perspectiva humana lo ve de diferente manera y nos resistimos a esa conexión porque ignoramos su significado y su propósito, y ese es nuestro destino final.
Dentro de nuestra humanidad vemos esa conexión como el final del mundo, lo cual es la razón de que muchas profecías fatalistas predigan que sucederán cambios en la Tierra y castigos extremos cuando llegue el momento de la ascensión. Ellos se están enfocando en nuestros errores, en las maneras en como hemos actuado sin integridad, dejando a un lado nuestra divinidad, y por eso nos dicen cómo seremos castigados por nuestras transgresiones. Pero ignoran un aspecto muy importante. Y es que la ascensión es un proceso permanente, no una opción. Es un ciclo continuo que ha estado presente desde que se creó la Tierra. Nuestro libre albedrío decide si permitimos esa conexión, o no.
Si la consecuencia de nuestra desconexión es una condenación eterna –lo que las religiones denominan “infierno”, pero que realmente es la existencia humana desprovista de la participación del espíritu- entonces la recompensa de la conexión es el cielo. Nos han dicho que cualquiera de esas dos opciones son las que tomamos cuando morimos. Pero como sabemos, nuestra vida diaria puede ser el cielo o el infierno. Y vivimos con esas energías todos los días, ya que simplemente son la manifestación de nuestra vibración energética. ¿Estamos conectados con nuestra divinidad o estamos desconectados? ¿Elegimos el cielo o el infierno?
La elección del cielo o el infierno es una elección de la vibración que portamos, ya sea que permanezcamos en nuestra vibración actual o ascendamos a una más elevada.
Creemos que las cosas “malas” que nos suceden son castigos, pero simplemente son ejemplos del lugar donde estamos desconectados y por lo tanto el resultado puede ser el infierno. Tan pronto y elegimos conectarnos, se nos abren potenciales cuya factibilidad dependerá de nuestra voluntad por experimentar una mayor vibración. Y aquí es donde podemos decir que estamos en el cielo.
Es posible que no estemos conscientes de este proceso, pero lo cierto es que siempre estamos tomando la decisión de estar en el cielo o el infierno. Todo es parte del ciclo de ascensión que siempre se está desarrollando y que nos espera para que el espíritu sea parte de nuestra humanidad, y que podamos crear el cielo en la Tierra.
*Busca. Infórmate. Cuestiona. Comprende.*
“La Verdad Es, Independientemente de lo que te Hayan Enseñado a Creer”.
Gracias Uriel y Jennifer Hoffman por sus enseñanzas
www.urielheals.com
