(Marzo 2018)
Los
objetos celestes siempre han sido un tema de mucho interés para el humano. De
hecho, siempre ha mostrado cierta fascinación por ellos. Algunos objetos
celestes tienen un impacto directo en la naturaleza, la evolución de la vida y de
las culturas. Precisamente por eso, siempre se les ha vinculado con fuerzas
creadoras que rigen los elementos en el planeta.
El
comportamiento del Sol siempre ha sido materia de estudio y sus rayos han sido
utilizados como medida de tiempo y como plano para diseñar calles y orientar
templos.
Los
equinoccios son los momentos en el año en los que el sol se sitúa exactamente
en el plano del Ecuador. Así, el día y la noche duran exactamente lo mismo. Y
eso nos da un sentimiento extraño…. sobre todo en el hemisferio al norte de
Ecuador, que es donde habito, no estamos acostumbrados a ello. Este fenómeno ocurre
dos veces al año, uno en marzo y el otro en septiembre. Pero el equinoccio de
primavera es el que tiene mayor simbolismo, ya que refiere a un equilibrio
entre luz y sombra. Anuncia un cambio de estación, un comienzo, es mucho más
que una fecha en el calendario. Ya se acerca el Equinoccio de Primavera… será
el próximo martes 20 de marzo por la tarde.
Y
miren que desde tiempo ancestral que se celebra el Equinoccio en muchas cultuas.
Se tiene registro que en Mesopotamia ya se realizaban observaciones y teorías
acerca de la precisión de los equinoccios.
En
la cultura inca esta alineación del sol significaba un favor para fecundar la
tierra y procurar bienestar para sus habitantes. Para esto los sacerdotes,
líderes del ejército y el emperador brindaban por el sol junto al pueblo. Para los celtas estas fechas eran referentes
a fiestas en honor al sol y el principio masculino. Se dice que se encendían grandes antorchas en
las colinas, que según la tradición, entre más resistía el fuego, más
agradecida sería la tierra y así el campo.
En
la antigua Grecia en estas fechas eran venerados Dionisio, dios de la
fertilidad y el vino, y Apolo. A ambos se le rendía culto con desfiles y
festivales. Para los griegos, los equinoccios y solsticios eran puertas que
permitían a los hombres tener los privilegios de los dioses.
Dentro
de algunas culturas germánicas se le rendía culto a Ostara o Eostre, diosa de
la primavera. Esta celebración dio paso a lo que hoy se conoce como pascua
(Easter, en inglés). Estos días representan la primera siembra del año, el
renacimiento interior y la fertilidad. Este despertar de la naturaleza fue
simbolizado con un huevo que al regalarlos es ofrecer una año pleno.
Y
si revisamos la historia en Mesoamérica, Teotihuacán es considerado como uno de
los centros ceremoniales más grandes del México antiguo. Este lugar guarda una
estrecha relación con la adoración al sol, tanto así que una majestuosa
pirámide le rinde culto. Son aún comunes las peregrinaciones, rituales y danzas
para recibir la energía de los rayos del sol en esta fechas.
Chichén
Itzá, en el sureste mexicano, es uno de los sitios más conocidos a nivel
mundial para celebrar el equinoccio por el gran conocimiento astronómico y
matemático que rodea a la cultura maya. Dentro de esta ciudad sagrada se
encuentra el castillo de Kukulcán, en donde cada 21 de marzo se puede apreciar
el descenso de Kukulcán, la deidad más importante para los mayas, representado
con un juego de sombras que se forman conforme transcurre la tarde.
Así
que preparémonos para un Equinoccio en nuestra vida, un comienzo para algo que
tengamos en mente. Renazcamos en conjunto con las tan fuertes y bellas energías
que acompañan siempre este acontecimiento.
Te
mando la mejor de las vibras por un Excelente Equinoccio y bienvenida al cambio
de estación, al cambio en tu vida, al cambio en tu percepción y actitud.
Te agradezco que hayas
visitado este espacio y te mando un saludo Desde
Aquí…
Silvia Limón