2 de abril de 2018



(Abril 2018)


Más de un orador, escritor, músico o pensador ha comentado que sería muy adecuado que pensáramos menos y amáramos más. Que sería maravilloso que nuestro cerebro estuviera en el lugar que ocupa el corazón y viceversa, ya que de esa manera pensaríamos con amor y amaríamos con sabiduría. 

Algo similar aplica con tener espíritu de niño, pensar y actuar de manera libre. Sin buscar quedar bien, seguir los patrones que marca la sociedad o limitarse a actuar, hablar, pensar o sentir “como se debe”. 

Imagino que recuerdas muy bien cómo te divertías y gozabas cuando eras niño, o ¿ya se te olvidó?. El que podías armar todo un juego con cajas vacías de zapatos (o bueno, si no estaban vacías, igual se usaban… dejábamos los zapatos ahí acomodaditos sin la caja –jeje). Armabas con tus hermanos o con los amigos de tu calle o de tu salón de clase las más increíbles historias de fantasía, ya sea con algunos juguetes o con palos de escoba, partes de juguetes que ya se habían roto, con bolsas del super, con ramas caídas del parque cercano a donde ibas a jugar…. En fin, ¡no había limite! Porque la imaginación no la tiene y de ella sacábamos muchísimo jugo.

Y si tenías que improvisar algo para un trabajo escolar, pues había muchísimo que podías contar o escribir, ya que tu mente y tu corazón estaban listos para echar mano de la creatividad y la imaginación. Todo aquello que sentías lo plasmabas de manera muy fácil, ya sea que fuera de manera oral o escrita.

Pero creciste, te convertiste en adulto y todo eso terminó. Ya no dedicas tiempo a pensar en algo que te guste, a ser creativo, a buscar lo que te divierte. Hoy día todo está en las famosísimas apps, ya no te ocupas en hacer funcionar tu mente y mucho menos tu corazón… TODO está hecho, te dice la mercadotecnia. Tienes una cantidad de opciones televisivas o de “streaming” que ya no buscas salir ni al cine…. Ya no caminas en la naturaleza o te encuentras con gente real, fuera de las redes sociales.

Te invito a que no dejes de lado tu pacto con Peter Pan. Aquel que te invita a nunca dejar de tener corazón de niño, a ser libre, a jugar, a ser creativo, imaginativo, a amar sin medida, a que hagas las cosas para quedar bien con alguien.

Disfruta del niño que llevas dentro…. ¡Siempre! 

Te agradezco que hayas visitado este espacio y te mando un saludo Desde Aquí 

Silvia Limón