4 de junio de 2018




(Junio 2018)

El tema de la familia no es un tema menor. Y menos en nuestros países latinoamericanos, donde el núcleo familiar tiene gran importancia. Es usual que las familias enteras: abuelos, hijos, nietos, tíos y hasta los padrinos se reúnan los fines de semana. Y no se diga en las llamadas fiestas importantes como los cumpleaños, las graduaciones, bodas, nacimientos, la fiesta nacional del país, el Día de Acción de Gracias (o su similar) y la Navidad y Año Nuevo.  Ah, la Navidad! Esa sola fiesta merece todo un capítulo completo y aparte de cualquier otro tema a tratar (jeje). 

En nuestra Latinoamérica, los niños aún piden permiso para salir a jugar o al cine, los padres están al pendiente de lo que hacen, comen y ven en TV sus hijos, el vínculo padres-hijos y entre hermanos es muy fuerte. Asunto que es diferente tanto en EEUU como en Europa.

Pues bien, todos tenemos a nuestra familia “carnal”. Aquella en donde nacimos, en la que crecimos, donde no faltó la madre abnegada pero también manipuladora, el padre que recibía las quejas por nuestro “mal comportamiento” de parte de mamá, los abuelos consentidores, los hermanos metiches. Esos (o esas) que le “hacían la barba” a papá o mamá con tal de que les cumplieran sus caprichos.

Y luego viene la familia ampliada, esa que vamos adquiriendo a lo largo de nuestra vida. Esa que tanto disfrutamos. Y por supuesto no es que la nuestra, en la que nacimos no la disfrutemos o no la queramos. Lo que sucede es que a la familia ampliada la vamos eligiendo de manera consciente por una y mil razones en el camino. Son esos amigos que empiezan a serlo tanto, que ya pasan mucho tiempo de su día en nuestra casa o nosotros en la de ellos. Ya nos ponen un plato en su mesa, nos invitan a sus eventos y viceversa. Son nuestros “hermanos de otra madre”, como dice un personaje de una película hollywoodense. Son aquellos tíos o abuelos a los que llamamos cariñosamente de ese modo, sin que en realidad lo sean. El cariño que sentimos hacia ellos les da ese rango.

En otras ocasiones ya se ha comentado que somos nosotros quienes elegimos -en el hogar- a todos aquellos que serán nuestra familia. A quien será nuestra madre, padre y hermanos (si los hay). Pero como llegamos a esta vida terrenal sin memoria previa, pues no lo recordamos y de pronto nos preguntamos: pero, ¿qué hago aquí? ¿dónde vine a caer? No pertenezco aquí.... y claro que pertenecemos pero simplemente no recordamos que fuimos nosotros quienes hicimos esta elección.

Tal vez elegimos esa familia para conocer la tolerancia, la presión, el drama, el aprender a valernos por nosotros mismos, para ser independientes, para valorar lo que tenemos. Puede haber millones de lecciones por aprender...

Y por ello es que la familia ampliada puede llegar a ser tan importante. Porque debido a nuestra "amnesia terrenal" sentimos que somos nosotros quienes elegimos esta familia ampliada y no como creímos que sucedió con nuestra familia “carnal”, que nos fue dada. Y ¡nada más lejano a la verdad!

Como ya lo hemos comentado en otras ocasiones, nada es casualidad en esta vida, sino causalidad. Siempre habrá una razón por la que te hayas encontrado con ciertas personas en la vida.

Habrá ocasiones en que aquella que imaginabas era tu media naranja, el amor de tu vida o con quien compartirías todos los momentos importantes simplemente debe alejarse de tí. Y habrá personas con las que te sientas tan increíblemente compenetrado que no te cansarás de dar gracias por haberla conocido.

Pues bien, todos aquellos con los que has tenido, tienes y tendrás contacto en tu vida, ya te han acompañado en otras de tus vidas. Ya fuiste hijo(a), hermano(a), padre y/o madre, amante, guerrero, tendero, asesino, rey, poeta, maloso, compositor, el bueno de la pelicula.... 

Nunca te has preguntado ¿por qué hay cosas que puedes hacer de manera tan natural? Que no tienes necesidad de ponerle tanto esfuerzo, que eres nato para ello. Tal vez sea porque ya lo habías experimentado o eres el experto en esa materia desde hace muchas vidas. Interesante, ¿no?

Te agradezco que hayas visitado este espacio y te mando un saludo Desde Aquí...
Silvia Limón