5 de julio de 2011

NUEVA ENERGIA "Si Jesús lo hizo, Tú también *

Madre María – a través de Judith Coates- nos regala un hermoso mensaje sobre la relación padres e hijos en el planeta. Aprovechando las celebraciones de la madre y el padre, en la canalización “The Nature of Mother” (La Naturaleza de la Madre), Madre María nos comparte momentos en la vida de Jeshua, sus alegrías y tentaciones, y la forma en la que él pudo y nosotros podemos, decidirnos a resolver los asuntos cotidianos para entender la importancia del amor, por encima de todas las cosas.
Queridos, benditos, Hijos del Más Elevado, les hablaré sobre la naturaleza de la madre. Mi hijo, al que conocieron como Jeshua, Jesús, a menudo habla con la terminología del Patriarca, del Padre. Pero el día de hoy avanzan más allá de lo conocen como la definición restringida del Padre. El Gran Creador, en verdad, no tiene género.
Ahora, durante el proceso para reconocer su santidad, a menudo han elegido la experiencia de la maternidad o la paternidad en este plano porque han deseado conocerlo todo, han deseado conocer el amor. Los pequeñitos les ofrecen una gran oportunidad para conocer y amplificar el amor. Ellos te aligeran los momentos difíciles. Y tú, a ellos. De hecho, los pequeñitos llegan como grandes maestros, pero también llegan con sus situaciones difíciles a resolver, sus propios deseos por culminar con ciertos aspectos, y te comentan: “aquí estoy. Vamos a divertirnos. Ayúdame para que mi camino sea más llano”. Y lo haces. Prácticamente es un proceso dulce.
Observa profundamente los ojos de esos pequeñitos y date cuenta de la Luz, ya que cada uno porta un recuerdo de la luz. Los pequeñitos que han llegado a tu vida son ángeles maravillosos disfrazados. Han llegado porque has pedido que te acompañen. Les has pedido que expandan los límites de lo que consideras familia humana. Y han venido porque saben que eres fuerte para guiarlos. Te piden que les des cierta estructura con la que puedan crecer. Lo mismo sucedió en el caso de Jeshua.
A él le proporcioné cierta estructura, orden y disciplina dentro de la familia. No lo restringí, pero se establecieron ciertas expectativas para lograr la armonía y el respeto. Y debido a que él es Amor –como lo son todos los pequeñitos, incluyendo los que ya crecieron- él respondió a su naturaleza elevada.
Los pequeñitos van a responder a las expectativas que tengas. En otras palabras, cuando les establezcas cierta estructura o cierta visión, harán todo por alcanzarla; inclusive los que ya crecieron responderán a esa visión. Ya que el mayor deseo interno es sentirse amado y saberse que uno mismo es Amor. Llega como un deseo de complacer, y cuando existe claridad con respecto a las expectativas que se han marcado y la visión se mantiene de manera constante y con amor –honrando a su ser superior- ellos la aceptarán. Porque en realidad ellos desean tener armonía, manifestar el amor. Pero te piden que les enseñes disciplina, orden y desarrollar una estructura consistente. Y dentro de esa estructura, permite la comunicación que yo le llamaría conversación.
Tú has vivido momentos durante tu crecimiento cuando tratabas de descubrir o recordar, quién eres. Y fuiste más allá de cualquier límite para descubrir que había más allá. “¿Qué sucede si me rebelo lo suficiente?” Y lo intentaste. Igual lo hizo Jeshua.
Cuando él aceptó activar un cuerpo dentro de la encarnación conocida como Jeshua, estaba perfectamente consciente de su conexión con el Padre. Y existía un contrato –como el que tú has hecho- para tomar cierta creencia colectiva que existe en un intervalo de tiempo conocido como el lapso de vida. Así que existe un proceso para olvidarse temporalmente de alguno de los recuerdos. Él quería saber: “¿qué se sentirá ser un niñito en esta época? ¿Qué se sentirá tener emociones humanas?”. Sabía que siempre era uno con su Padre, pero también tenía el deseo de conocer la experiencia humana.
Algunas de sus descripciones y escritos lo han retratado de manera tan sagrada, que parecía que no podías relacionarte con él a un nivel más personal. Pero él sufrió penas. Dudó. Conoció el sentimiento del amor, de la envidia. Se preguntó si era lo suficientemente bueno, ya que él tenía un primo –Juan- a quien amaba. Juan el Bautista.
Y Juan tenía una mente poderosa, tenía una complexión musculosa y podía hacer cualquier cosa utilizando su cuerpo. Podía correr, escalar o nadar fácilmente. Y Jeshua siendo más joven, veía a su primo Juan y quería tener las mismas habilidades físicas. Y hubo momentos en los que Jeshua sintió envidia y se autojuzgó. Hasta que su Padre, José, le dijo: “Reclama tu poder. Conócete a ti mismo. Ve y siéntate en el río para que sientas la paz del corazón. No envidies las cualidades de los demás, sólo dedícate totalmente a lo que tú eres”. Y Jeshua tenía sus momentos de contemplación y recordaba.
Ahora es momento de ascender y rebasar los límites del entendimiento de lo que crees haber sido. Trata de observar a través de los ojos de un niño, ya que ellos ven las cosas de manera simple, espontánea, en el momento presente. Tú sabes que no debes elaborar planes complejos para protegerte, proteger tu cuerpo y tus bienes materiales. Muchos de tus hermanos han vivido la experiencia de perder todos sus bienes debido a los cambios en la superficie terrestre o debido a las inundaciones. Y te has dado cuenta que los que han perdido sus posesiones en esas limpiezas a gran escala, están volviendo a manifestar nuevas posesiones. Ellos han declarado: “sabes, la simplicidad de las posesiones materiales, es un gran regalo para mi. Así no tengo que andar cuidando demasiado”.
Este año tendrás la oportunidad de ver a las familias de la humanidad y sus decisiones. Verás conflictos, desastres –como se les llama- verás enfermedades y desarmonía del cuerpo y de las emociones. Pero también verás que otros eligen manifestar lo ilimitado, eligen amor y sanación.
Observa a tu familia, mira lo maravillosos de su expresión en este plano y más allá. Permítanse conectarse con el corazón a través de la meditación, en sus momentos de quietud, de oración. Déjense cobijar bajo las alas de la consciencia crística, toda la humanidad, los hijos del Más Elevado, y bendíganlos con su amor.
Y luego ocúpate amplificando tu amor de maneras tangibles: comparte la comida que otros necesitan para nutrirse, comparte ropa con aquellos que lo necesiten. Cada semana ofrece un regalo a tus hermanos. No es difícil. Que sea parte de tu agenda. Regala un juguete, ropa, artículos del hogar, a las organizaciones que se dedican a recolectarlos. Tienes demasiadas cosas para compartir. Revisa tu hogar y verás muchas cosas que puedes compartir. Y también contempla tu interior y comparte lo que existe ahí: amor, entendimiento, las palabras para confortar, para animar, la sonrisa que irradia de tu rostro y que sana a quien está viviendo momentos de pena y confusión.
Pregúntate, “¿Cómo puedo ayudar a mis hermanos?” Cada semana, adopta una persona diferente y ayúdala, y consérvalo como amigo. Adopta un amigo por semana. Así, cuando termine el año, tendrás muchos amigos.
Cuando vayas al supermercado, adopta un amigo con tu sonrisa. Además de preguntarle el precio de un artículo, pregúntale cómo le va. Comparte algo de ti.
Adopta un pequeñito en tu corazón; quizá en tu propia casa. Sigue a tu guía interior. Comparte tu tiempo, tu aprendizaje, tus experiencias con un niño. Adopta un abuelo, se su compañero, aprende de su sabiduría.
Tú eres parte de la familia del Más Elevado. Has ido más allá de lo que el mundo describe como una relación familiar. Rebasas la descripción convencional de una “familia”, y ahora sabes –desde el corazón- lo que significa una familia. Y mientras adoptas familiares nuevos que siempre han sido tu familia- expandes mi labor en este plano.
Siempre me han visto como la Madre, pero no puedo realizar mis funciones de Madre sin tu ayuda. Ustedes son la madre que está alimentando el amor que está llegando para que se conozca en este plano. Ya no se podrá restringir el amor a palabras como “no es seguro que entregues tu corazón”, “no es seguro amar”, “ni siquiera es seguro sonreír por lo que pudiera interpretar la gente”. Tú estás reconociendo que perteneces a la familia del Más Elevado, y por lo tanto, eres un Hijo de Amor, y el Amor es tu verdadera naturaleza.
Tú eres parte de mi Familia y yo soy tu Madre. Reúneme a los niños perdidos que pertenecen a la familia. Aliméntalos, vístelos, cuídalos con nuestro Amor. Recuérdales la bondad de la Vida y el Amor del Padre, desde siempre. Ámalos por mí, como yo te amo, mi niño.
Madre María, a través de Judith.
*Busca. Infórmate. Cuestiona. Comprende*
“La Verdad Es, Independientemente de lo que te Hayan Enseñado a Creer”.
Gracias a Judith Coates , y a Madre María por sus enseñanzas. www.oakbridge.org